
Y pueden surgir palabras como espinas que se clavan en otros corazones, o un mutismo que es más doloroso y ensordecedor que el mismo tono rencoroso que manifiesta mil emociones…
Cuando habla la herida suele suceder que se dicen y hacen cosas sin querer, las palabras y acciones no tienen medida, ocasionan estragos, causan dolor y producen más heridas, que derrumban lo que se había construido y quebrantan la relación que por algún tiempo había existido…
Cuando es la herida la que habla, se puede llegar a perder el autocontrol, es el corazón quien domina a la razón; predomina más el sentir que el pensar; se pierde la fe en el sentimiento, se cierra una puerta que teme abrirse de nuevo de par en par…

Es bueno tener presente, antes de juzgar cualquier palabra o acción, que quizás quien actúa y habla no es la persona sino la herida que esconden en su interior; por lo que le hicieron o le negaron, por lo que le dieron o le quitaron, por la confianza que dio y le defraudaron…

Si has de decir o hacer algo, trata de razonar y pensar, si estas hablando por lo que eres o por lo que has de experimentar; mira bien si tus palabras tienen miel o hiel, si aportan y construyen, o por el contrario, arrebatan y destruyen… Y si lo que necesitas es dejar hablar a la herida que hay en tu corazón, busca a alguien que realmente entienda tu razón… de este modo será más sano y podrás calmar tu dolor, sin causar más daño.